domingo, 21 de noviembre de 2010

LA HUELVA IGNOTA (3)

       Entre estas dos fotografías distan 640 kilómetros,  la primera es bien sabido que se encuentra en la Plaza del Sol de Madrid, pero exactamente ¿donde se ubica la segunda de ellas?





      Para los que no lo hayáis acertado: este mojón se encuentra en la avenida Alcalde Federico Molina, justo frente a Hipercor.


martes, 16 de noviembre de 2010

Los Cines de Ayer: El Palalcio del Cine (por Malpaso Domínguez)


 1976.-  EL PALACIO DEL CINE.- Tiburón (La morada del miedo)

La mer
au ciel d'été confond
ses blancs moutons
avec les anges si purs
la mer bergère d'azur infinie.
                                                                       Charles Trénet- "LaMer"
(El mar
en el cielo de verano se confunden
las nubes blancas
con los ángeles puros

el mar, pastor azul sin límite.)

  

Hoy sería poco recomendable llevar a un niño de once años a ver un  película donde un escualo de casi diez metros se llevaba casi toda el metraje desmembrando miembros  de los bañistas de una concurrida comunidad playera, pero en los setentas no había quizás tantos miramientos con la infancia, ni tanta pedagogía de manual. 

Lo cierto es que mis padres, inconscientes ellos, me llevaron a ver una película americana de título tan breve como aterrador  Tiburón.  Este acontecimiento   fue unos de mis primeros recuerdos de ir al cine comercial, al cine de estreno. Con esa edad la impresión que  causó, este Tiburón blanco de dimensiones gigantesca y voracidad atroz, en mi  fue absoluta. 

Sigo  aún sin  comprender  cómo mis padres me llevaron al Palacio del Cine, un lustroso y coqueto local en la calle Bejar  a ver esta película, pudo ser un acto poco reflexivo, un acto que huía de cualquier manual educacional  pero sea como fuera se los agradezco. Con Tiburón,  empecé a amar el cine. 



El Palacio de Cine era un local de estreno, céntrico,  donde echaban películas de primera clase. No era un cine grande y sus sillas eran algo incomodas, lo cual evitaba que  cuando te metías en algún bodrio no cayeras en los brazos de Morfeo con la facilidad con la que esto podía ocurrir por ejemplo en El Emperador.

Lo explotaba la empresa de Sánchez Ramade que también había  tenido El Terraza Palacio, un cine  de verano en la calle Plus Ultra, donde ahora se asienta las dependencias municipales y anteriormente los Almacenes Arcos, que yo no llegué a conocer. 

Allí también vi con mis padres Rocky, la primera, la buena, pero si tengo que elegir entre las andanzas del monolítico y pétreo Stallone en su lucha por el título mundial de los pesados contra el poderoso Apollo Creed, y la de ese atroz pez que te atrapa de miedo y pavor durante toda la película, la elección es clara.  

Jaws, título original, de la  película lo tenía todo, el inagotable atractivo del mar, el peligro acechante que se oculta bajo  la inmensidad azul del océano, seres enormes y peligrosos. Tiburón nos lleva al mundo de la aventura, nos acerca a Moby Dick, sobre todo  en ese personaje, interpretado con una fuerza inusual por el inolvidable Robert Shaw, un cazatiburones, intransigente y encallecido que parece solo tiene un objetivo en su vida, cazar al “gran tiburón”. 

La película nos intriga, nos deja con la boca abierta durante su metraje, en una gesta épica, protagonizada por individuos comunes y corrientes, con un final donde nuestro personaje favorito muere, porque quizás solo para los verdaderos héroes no hay salvación.

Cuando salí del cine todavía embobado por esas dos horas de miedo insuperable, me acerca con reverencia al cartel y me fijé en su director un tal Steven Spielberg, y decidí en ese momento que este no iba a ser un cualquiera en mi vida.

El Palacio de Cine, ilustre nombre para un local más bien modesto y algo incomodo, fue un cine de entidad en nuestra ciudad.  Cuando finalmente  desapareció, su destino fue particularmente triste. Si el final  de un cine para convertirse en un bingo, tienda de grandes almacenes, supermercado es cuando menos algo deprimente, este local donde tantas aventuras se vivieron, donde tantos sueños se convirtieron en imágenes es ahora una apagada oficina de  atención a los usuarios de la Seguridad Social. Los sueños se volvieron burócratas. 





sábado, 13 de noviembre de 2010

DESPROPÓSITO EN EL PIOJITO



       La popular plaza del Piojito o del 2 de mayo (a la que este blog debe su nombre) tal como hoy la conocemos fue diseñada en el año 1992, digamos que acorde con los gustos entonces imperantes.

       Estéticamente dicho diseño a cada cual le puede parecer más o menos afortunado, pero al fin y al cabo sobre gustos no hay nada escrito o como diría el genial Pablo Picasso “el principal enemigo de la creatividad es el buen gusto”.

       De todas formas y aunque sé que todas las comparaciones son odiosas, solo recordar que contemporáneas a esta plaza y realizadas por la corporación municipal entonces presidida por D. Juan Ceada, son los miradores del Conquero y el Parque Alonso Sánchez, y sobre la belleza, estética o utilidad de esta megalómanas obras sí que podríamos habla mucho y, desgraciadamente, mal.

       Por todo ello e independientemente de consideraciones meramente estéticas, la plaza del Piojito (diseñada por Pepe Hernández) cumple perfectamente su función pues junto con su “hermana” plaza de la Piterilla (creo que en este caso diseñada por Alfonso Martínez Chacón), salvan de una manera más que digna, desde un punto de vista arquitectónico, con sus rampas y escalinatas el desnivel existe entre las calles adyacentes y nos ofrece un amplio espacio abierto que hace que pueda ser disfrutada por todos y de una manera especialmente intensa (que mejor  función que ésta para una plaza pública) por los muchos niños de la zona.

       Pero si quisiéramos destacar un elemento desde el punto de vista estético de dicha plaza,  para mí lo sin duda alguna lo sería el mural azulejos que encontramos junto a las escalinatas de la antigua calle Valladares.

       Dichos azulejos son obra de uno de los actualmente más destacados pintores de nuestra ciudad, Juan Carlos Castro Crespo, que por ende al parecer diseñó los mismos de manera totalmente gratuita.

       Para aquellos que no lo conozcan, a continuación y tomado de la obra del propio autor  “Huelva Ilustrada: 3000 años de Paisaje Urbano”, os pongo en primer lugar el boceto inicial realizado por éste. 



       Pues bien con el paso de los años y debido a la falta de urbanidad de muchos y a la desidia municipal, el estado de este mural fue degenerando a la situación en la que estábamos acostumbrados a ver:




       Y digo estábamos porque ya ni siquiera lo está, pues como un ejemplo más de la desidia que en la conservación de nuestro patrimonio ha caracterizado secularmente a nuestra ciudad, los propietarios del inmueble donde se ubican han optado por la solución de siempre: eliminarlos. Y menos mal que esta vez no se trata de las siempre presentes piquetas y excavadoras, si no de una simple capa de pintura, por lo que siempre será recuperable.

              Sobre si dicha actuación es o no lícita, creo que no es el momento de discutir en estas líneas, pero lo cierto es que de lo que fue esta obra de Juan Carlos Castro Crespo hoy en día no podemos ver más que una triste pared recién pintada.

       Muchos pensareis que no es para tanto, al fin y al cabo no se trata más que de unos simples azulejos, al respecto solo recordaros el Brasil grande, el Brasil chico, el pabellón Norte de la Casa Colón, la Casa de los Garrocho……..¿Hasta cuando Huelva?




lunes, 8 de noviembre de 2010

Manuel Báez Gómez "El Litri"


       La foto de la semana anterior hacía referencia a la tumba en el cementerio de la Soledad de Manuel Báez Gómez "El Litri" (creo que nada más apropiado para el Día de los Difuntos).

       Apodado: "El expreso de Huelva", nació en esta ciudad el 13 de Agosto de 1905 y provenía de la dinastía de toreros más antigua conocida los ”Litri”.

      Fue nieto de Miguel Báez Quintero  “El Mequi”, hijo del torero del mismo nombre Miguel Báez Quintero "El Litri",  hermanastro del matador Miguel Báez Espuny "El Litri" y tío de Miguel Báez Espínola "El Litri"

       Tomó la alternativa el 28 de septiembre de 1925 en Sevilla, y confirmó ésta en Madrid el 9 de octubre de 1925.
       Su oponente fue el torero "El Niño de la Palma" (padre de Antonio Ordóñez).

       El 11 de Febrero de 1926 fue corneado gravemente por el toro de la ganadería del marqués de Guadalest, "Extremeño", toreando en Málaga. Murió una semana después (el día 18) a causa de la gangrena producida por la cornada, tras amputársele la pierna derecha.